El observador

 LAMENTABLES ESPECTÁCULOS

René Cardoso Segarra

Las redes están invadidas de halagos a los que más gritan. Quienes no responden con los mismos destemplados gritos de sus oponentes, son calificados de incapaces de expresarse. Qué lástima, ahora para ser “alguien” debe ser altanero, bocón, arma chivos, pendenciero de barrio, pescador a río revuelto, contumaz en insultos.

Y cámaras y micrófonos están a su disposición. Mientras más violentos son los actores de cuadriláteros circenses, mayor es la atención de sumisos, ciegos seguidores y caza-noticias. Que lamentable panorama. Estamos viviendo los tiempos del espectáculo del bochorno y la desfachatez. Los que más gesticulan y pierden su compostura, son -por desgracia- quienes mueven a masas sedientas de enfrentamientos.

¿Nos seguiremos equivocando en la elección de nuestros mandatarios? Creo que es más grave: ciudadanos honorables, cultos, bien preparados, lamentablemente ya no se prestan para estos juegos políticos. Continuaremos eligiendo a ciegas, presumiendo que hemos dado el voto al menos malo, aplastando temerosos el gatillo de una incierta ruleta electorera.

El sistema escolar es la única esperanza de civilidad. En este sentido es urgente reforzar la enseñanza de valores como la solidaridad, empatía, honestidad, decencia, sentido del bien común sobre intereses personalistas. Niños y jóvenes deben conocer principios básicos de democracia, de funcionamiento de los procesos políticos, del valor del voto responsable. Pero sobre todo la educación debe combatir la desmemoria indagando el conocimiento de historias -malas y buenas- de nuestra ciudad y país; valorando la riqueza intangible de mentes educadas, con capacidad crítica, con opiniones razonadas.