domingo, 21 de septiembre de 2025

 

Ciudad de la Esperanza

A las 8.30 llegamos con amigos al puente del Vado, vimos sobrecogidos la inmensa multitud, era imposible avanzar hacia el núcleo convocante en San Roque,  el puente que atraviesa el  río tutelar de los cuencanos , el Tomebamba, convertido en ombligo de un organismo vivo, gigantesco, que crecía minuto a minuto, se disponían cinco torrentes interminables como  si fuesen brazos o tentáculos descomunales, ríos de gente, iniciando desde la antigua entrada sur de la ciudad en la avenida Loja, aguas arriba en ambos costados, con personas  que provenían del sur y en orilla opuesta los que habitaban en el  norte, aguas abajo del puente citado, los que venían del este, y en espejo aquellos que bajaban de la ciudad antigua en  torrente imponente.


Ciudad de la Esperanza

A las 8.30 llegamos con amigos al puente del Vado, vimos sobrecogidos la inmensa multitud, era imposible avanzar hacia el núcleo convocante en San Roque,  el puente que atraviesa el  río tutelar de los cuencanos , el Tomebamba, convertido en ombligo de un organismo vivo, gigantesco, que crecía minuto a minuto, se disponían cinco torrentes interminables como  si fuesen brazos o tentáculos descomunales, ríos de gente, iniciando desde la antigua entrada sur de la ciudad en la avenida Loja, aguas arriba en ambos costados, con personas  que provenían del sur y en orilla opuesta los que habitaban en el  norte, aguas abajo del puente citado, los que venían del este, y en espejo aquellos que bajaban de la ciudad antigua en  torrente imponente.


Me estremecí al observar la descomunal multitud, quince días antes en diario El Mercurio de Cuenca, intuyendo lo que venía, escribí el artículo llamado “ El Quinto Río, “ dos días antes de la marcha, se publicó , “Invitación a la Creciente” , debo confesar que las letras se quedaron cortas ante la bastedad que presenciaban mis ojos, estaba contemplando el enorme  corazón de las cuencanas y cuencanos, su determinación cuando nos sentimos atacados, la fuerza tutelar de vieja raigambre : cañari , inca,  española, republicana, el poder de la filiación que nos une, los valores de la cuencanidad, la dignidad, el amor por la tierra.

Respondíamos en conjunción profunda al llamado, todo Cuenca, se había autoconvocado;  los saludos, los abrazos, las risas compartidas, de pronto me encontré en mitad del puente, con Lulú Torres apoyada en el brazo de Aurelio Aguilar, temblaba al caminar, exclamé asombrado, “ Lulú,  que hace aquí ¡¡¡¡¡¡” ,  ella,  llena de entereza a sus casi 95 años,  sonriente  respondió “ Hijito estoy cerca de la muerte, pero estoy aquí para defender a mi Cuenca que tanto la he amado ¡¡¡¡¡ “  simplemente…..me salieron las lágrimas…..al ver en ella la pureza de los valores, y con ella se juntaban por miles, niños, jóvenes, mujeres , hombres, personas de toda condición social.

De pronto un sonido ensordecedor de tambores se acercó, era la barra brava del Deportivo Cuenca que se abría paso, y la asociación de payasos del Azuay, la siguió, la universidad politécnica salesiana lo propio, cantando alegremente, había jóvenes por montones, las abuelas, con las hijas y los nietos que habían pintado las hermosas pancartas en las plazoletas, llegaban, y no paraban de llegar, miles de miles y miles a pesar de la llovizna persistente.

A las nueve en punto, sin mediar orden alguna , el rio humano comenzó a fluir, como un organismo inmenso, natural , espontáneo, cuan analogía de aguacero de esos que los antiguos decían, parece que se rompió el cielo, se integraban  por cientos las personas, varios carros clásicos trasportaron a ancianos venerables,  se sumó tras de ellos mucha gente, un camioncito  acometía la subida de La Condamine, en su parte posterior, transportaba   una pantalla Led gigante, en la que se leía,  “ El agua es vida,   Viva Cuenca ¡¡¡¡¡¡¡ “ ,  atrás de ellos le seguían cuan si fuesen romeriantes, cientos de gentes, con monigotes gigantes de diablos que representaban la minera, o niños disfrazados de gotitas azules, los vecinos se desparramaron por la bajada del Vado y empujaron la marcha,  una cantidad de guambras con batucada,  con tambores en trepidante ritmo, empezaron a subir a la ciudad en  torrente fluido;  los pachamamistas cuando había ya 2 o 3 cuadras de gentes desfilando se empecinaban que la cabeza de la marcha empezaba con ellos, y estaba por comenzar con las mujeres de Quimsacocha , defensoras del agua, mujeres valiosas , sin las cuales la defensa de la zona ,no se habría dado, sin embargo, el rio como la vida, simplemente es, y el rio había empezado a fluir a la hora convocada.   

Avanzó la gigantesca masa humana, plural, heterogénea, creativa, irreverente con el poder, profundamente respetuosa de la vida,  los valores y  la tierra; sin dirección única, todo Cuenca volcado a las calles, las 21 parroquias rurales, los cantones del Azuay en unidad, personas de provincias vecinas, otras de lejanos  sitios, cada marchante  era responsable de sí mismo, de su cartel y  su canción, en imitación a las aguas que se van juntando, se fue formando la uniformidad en las consignas, en los gritos, en el baile y en los cantos, no  había persona convocada por anhelo de  dinero  alguno.  La creatividad se desparramó en fecundidad generosa.

Nadie estableció o condujo un patrón organizacional, la convocatoria fue amplia y encontró resonancia en cada núcleo o colectivo de la sociedad , desde la familia, barrio, chad, colectivo, colegio profesional, comité de agua, núcleo productivo,  grupo de amigos,  asociación de jubilados,  grupo de danza,  grupo de oración en la parroquia,  cooperativa de producción,  núcleo de estudios; la  enorme diversidad de los grupos a los que plegamos para construir comunidad, la clave fueron las redes sociales; allí se organizó la marcha en la convocatoria y en su eco ciudadano;  con el agua y su cultura como eje vertebrador que nos une,  la amenaza externa del centralismo representado por Noboa, y la minera  ;  debe destacarse el enorme esfuerzo del cabildo del agua por integrar a todos, para arriar las banderas políticas.

Al llegar a la calle Tarqui ya eran miles de miles, en cada bocacalle se juntaban más y más gentes, una temeridad de crecida del río,  como dicen los campesinos, allí se supo que  el presidente Daniel Noboa, en cobardía y limitación política e intelectual, había firmado el decreto 134, que declaraba el estado de excepción en la ciudad, en los accesos a la urbe y varios puntos, se reportaba la presencia de militares y policías; lejos de amedrentar a la gente, continuó fluyendo masivamente al torrente,  por altavoces de todo tipo se escuchaba la canción creada por Jaime López,  hoy un nuevo himno de Cuenca :

Cuenca, ciudad de las aguas,
De lagunas, ríos y quebradas,
Cuatro cuerdas de cristal,
Cruzan la ciudad,
Agua del Cajas, de Quinsacocha,
de la montaña,
riegas la ciudad, humedeces sus campos,
te bebemos sin temor, agua eres vida,
eres convocante y pura
Cuenca grita: No a la Mina, Si a la vida,
El oro no reemplaza, el oro no nos compra
El agua nos junta y no nos separa,
La mina contamina, la mina es muerte,
Cuenca, rebelde y digna
Dice NO a la Minería, repito mil veces NO a la Minería…
Cuenca de las aguas, Cuenca de la vida


Un mar de gentes de desparramaba por la calle Sucre, en alegría inmensa, volviéndose incontables los integrantes del gigante, centenas de organizaciones que administran y manejan en agua en los campos del sur, campesinos de comunas surgidas en la colonia como San Sebastián de Sígsig o los empleados de almacenes de electrodomésticos “La Victoria “, mujeres de toda condición social hermanadas y firmes a pesar de la lluvia

En el parque Calderón,  se escuchaba ensordecedor, en mezcla con  sonidos de vuvuzelas y tambores,  Vamos Cuenca CARAJO; repetido incesantemente, cuan si fuese un  mantra, que insuflaba poder a los marchantes,   pronunciado hasta el cansancio, por  : señoras de familias aristocráticas, vendedoras del mercado,  integrantes del colegio de veterinarios,  desempleados, sacerdotes,  ancianos,  artesanas,  y  miles de muchachas y jóvenes acompañados de tambores, guitarras, bombos, panderetas, maracas, platillos y violines.


Otro grupo con saxofón ,   acordeón  y redoblante  tocando la “ chola cuencana , y a punte baile avanzaban,  les acompañaba una bandera tricolor  inmensa de 80 metros de largo, otros le tomaban la posta estirando una  más pequeña de 30 metros que decía, “ Vamos Cuenquita, No a la Minería “, había una tercera con los colores de la ciudad, amarillo y rojo, enorme, de más de media cuadra  y para no quedarse cortos, cientos de personas llevaban una bandera que tenía el color de las aguas, todos en intensidad trepidante, llegaban a San Blas.

Noboa, minero,
El Agua es primero,
Noboa, respeta,
Con Cuenca no te metas,
Noboa, te jodiste,
Con Cuenca te metiste,
Fuera Noboa, Fuera,
Fuera Noboa, Fuera

Avanzaba por la Bolívar, como engullendo los adoquines viejos, la masa inmensa con pasos sincrónicos haciendo sentir a la tierra sus pisadas, su energía estremecía, como fuerza telúrica, del fondo de los tiempos, los guardianes del agua, cientos que se transformaban en miles de miles, mujeres, hombres, ancianos, jóvenes, niños cantando una y otra vez,

Quimsacocha viene,
Con sus guardianes,
Quimsacocha viene, 
Con sus guardianes,
Defendiendo el agua,
Que tu beberás,
Defendiendo el agua,
Que tu beberás,
Agua para la vida,
Agua para regar,
Agua que rica agua,
Agua para luchar,

Miles y miles fusionados en hermandad, jóvenes unidos con gente de mediana edad, ancianos, las mujeres cuidadoras del agua, la asociación hotelera de Cuenca, las tejedoras de Gualaceo, el grupo ciclístico, los integrantes del cabildo del Agua, avanzaban con paso firme, muchos otros, rítmicamente cantando, daban la vuelta hacia la calle Padre Aguirre

Por tus cholas buenas mozas,
Por tus longos bien plantados,
Por tus mañanas preciosas,
y tus cielos estrellados,
Por eso, por eso,
por eso te quiero Cuenca

Finalmente la multitud llegaba a San Francisco , y no dejaba de llegar ,  era un fluir incontenible de seres humanos sobre la plaza, que de  enorme  se volvió estrecha, en un abrir y cerrar de ojos, los menos se quedaron a los discursos, los más se abrazaban felices;  la familia de los chapas López todos vestidos de azul imitando a gotas,  desde abuelos hasta nietos, habían culminado la gran marcha, los grupos de marchantes bien sudados y felices se abrazaban y fotografiaban ,  los anti mineros llegaban al baile, los trabajadores de ETAPA , el flotón de la Universidad de Cuenca, una cantidad de socios del tenis llegaban dichosos, los orgullosos  campesinos de : Santa Anita, Las Nieves, La Victoria, Bella Unión, Barabón, Chiquintad, Pagcha, Guzho, Gullanzhapa, Lalcote, Pichicay, San Pedro, arribaba  también la colonia de gringos con sus carteles en inglés,  los  colegios  de : ingenieros,  abogados, médicos, contadores, biólogos, economistas, el barrio del : Vergel,   Chorro, Calderón, Don Bosco, Las Retamas, Tomebamba, Río Amarillo, El Cenáculo, las Tres Tiendas, Monay; las señoras del exclusivo  club de jardinería culminaban por primera vez en su vida una marcha y eran la felicidad viva, los grupos culturales de música o danza, el grupo de oración de Fátima, las mujeres cuidadoras del agua, los ex alumnos del Benigno Malo,  Borja, La Salle y el Técnico;  todos, absolutamente todos : felices, radiantes, gozosos, pletóricos de alegría;  roncos y afónicos de tanto gritar y cantar, habían llegado al final. 

gualito que, en el pase del niño, el 24 de diciembre, las hormiguitas Chuas, los barrenderos, tan valorados y respetados, ponían punto final a  la marcha, limpiando las calzadas y recogiendo basura, dejando escrupulosa a la ciudad, cerraban orgullosamente la marcha; a las 3.30 de la tarde, mágicamente, todo trasmutó, la ciudad había vuelto a ser la misma Cuenca de siempre, ordenada, pulcra, se sentía un ambiente liviano y repleto de optimismo, había concluido la gigantesca marcha, cuan si fuese catarsis expiadora de lo que nos han enviado seres oscuros. Algo nuevo había nacido.


Se han atrevido a comentar negativamente, el presidente de la república, la ministra de gobierno y el gobernador del Azuay, me son irrelevantes sus apreciaciones, todos ellos, hace un par de años fueron seres insignificantes para nuestra sociedad, y después del accidente de su paso por lo público, volverán a ser seres anodinos.  Políticos oscuros hicieron todos los intentos para visibilizarse y obtener beneficio, acciones reprochables del oscuro alcalde Zamora, de montar plataformas desde donde arengaba a los marchantes; o el oportunismo de Yaku Pérez, de procurar   entrar a la corte provincial de justicia acompañado de un torrente de gente. 

La marcha habló por si sola, profunda, potente, digna, transparente, con la pulcritud del agua.

¿Porque se tuvo que llegar a una manifestación tan inmensa, para que un pueblo sea escuchado?

La respuesta está en un modelo de estado nacional centralista, el catastro minero evidencia, aquello, los páramos donde nace el agua de Cuenca han sido concesionados casi íntegramente, es decir en los hechos, el poder central ha determinado, que el país del sur vaya al sacrificio; la marcha, fue una explosión social, debe entenderse como rechazo al centralismo, base y fundamento del estado unitario.

El irrespeto a los principios de la democracia llevó a que la marcha se dé, el gobierno nacional ignoró la consulta popular del 7 de febrero del 2021, en donde 348.000 personas, esto es más del 80 % del total de votantes, se pronunció en el cantón, por mantener intocados nuestros páramos.

Sumado a lo anterior Cuenca , es una ciudad – territorio, sentimos atacada nuestra forma de vida, nuestra cultura, poseemos los valores de la cuencanidad, y en esta es fundamental el agua , como elemento simbólico, así como las montañas y la tierra, somos el único pueblo en Ecuador con una capacidad inmensa de filiación , nos juntamos todos por igual, sin distinción alguna,  cuando nos es necesario convocarnos;  eso se expresó diáfanamente el 16 de septiembre, mantenemos orgullo, de nuestra identidad cultural y los valores, poseemos cosmovisión propia, todo lo cual  nos contiene y potencia. Amamos profundamente la tierra, allí radica la energía inmensa del corazón que nos alienta.

Hace muchos años, el inicio de todo fue un grupo campesino que resistió a la minería, se integraron colectivos sociales, luego se constituyó el cabildo del agua, y ante la convocatoria, se sumó todo Cuenca, rebasando totalmente a los convocantes iniciales, a todo esto, se agregaron diversidades cantonales y regionales; la marcha de Cuenca fue un crisol de diversidad, un parteaguas; el reto que se plantea es enorme. ¿Qué se va a hacer, con lo que suscitó la marcha? ¿Como presionar el ejercicio de las competencias del gobierno nacional, municipio de Cuenca y prefectura del Azuay? ¿Qué voces nuevas han surgido desde el enorme rio? ¿Cuáles son los nuevos liderazgos, que deben orientar y conducir a la sociedad y a lo público?

La disyuntiva quedó clara luego de la marcha, ¿O Cuenca derrota a Noboa o Noboa derrota a Cuenca? y esta se vuelve ciudad decadente, depresiva, territorio lúgubre, con seres de espíritu quebrado; Cuenca jamás ha sido derrotada en su historia, poseemos la emanación que proviene de la tierra de vieja estirpe y del agua, una fuerza de filiación inmensa que se expresa en los valores de la cuencanidad; y que nos mantiene unidos. 

La marcha del Quinto Río nos convocó absolutamente a todos, sin exclusión, ha sido la manifestación de concentración democrática y social, más grande en la historia del país, entre 100.000 y 150.000 personas, hermanadas en la alegría, en lo positivo; una quiteña, rebautizó a la enorme marcha y la ha llamado, “El baile de las aguas”; eso ha sido la marcha, una verdadera fiesta en donde hemos honrado la vida.  

Cuenca, con los miles de seres que la amamos, y todos los que se juntaron en  esfuerzo y propósito, nos hemos transformado en ejemplo de esperanza para este país tan maltratado, tan dividido, algo nació el 16 de septiembre, la posibilidad de un nuevo comienzo. 


Juan Pablo Serrano Neira


No hay comentarios:

Publicar un comentario