LA MÓNICA Y LA NURIA LLORAN SOBRE LA LECHE DERRAMADA
Por Jaime Cedillo F.
En vez de legislar y fiscalizar, en beneficio del sufrido pueblo ecuatoriano, se dedican a armar relajo y a cobrar diezmos a colaboradores. Esas prácticas deshonestas e inmorales se siguen dando en la Asamblea Nacional. Y, cuando no, esta vez, las protagonistas, las estrellas, una revoltosa y otra extorsionadora, son dos "revolucionarias", que han alcanzado la cima del desprestigio ante la opinión pública.
Mónica Palacios y Nuria Butiñá, de la bancada de la revolución ciudadana, fueron procesadas por el Consejo de Administración Legislativa y por el Comité de Ética de la Asamblea, luego de los respectivos procesos, presentación de pruebas de cargo y descargo.
Palacios fue suspendida 90 días, sin sueldo, por alterar el orden dentro del recinto legislativo, por lanzar acusaciones sin pruebas, se presentó en una de las comisiones con carteles y gritos, pensando que está en un mercado, tratando de imponer, no por la razón, sino por la fuerza, sus caprichos, con pataletas, vociferando a diestra y siniestra, sin moderación, pensando que así, la cultura de su incultura, ganaba el pleito.
Ahora, anda compungida, cabizbaja, abatida, sin curul, sin tarima, podrá meditar en sus adentros bien adentro, que la ofensa verbal, no es el camino, no es el mejor ataque, ni la mejor defensa. Se dará cuenta que el cargo le quedó grande, demasiado grande, que dar gusto al mandamás le salió el tiro por la culata, que acusar por acusar, para contentar al prófugo, está pagando caro, muy caro.
Qué duda cabe: Mónica Palacios es una de las "madres de la patria" más violentas que ha llegado a la asamblea, sin saber leer ni escribir, sobre los temas que le compete al primer poder del Estado; se disputa el primer lugar con su coidearia Paola Cabezas.
Esta es la tercera sanción que recibe la instigadora "profesional". El año anterior fue suspendida por 60 días, sin sueldo, por acoso laboral; y, en el mismo año (2024), recibió una amonestación por escrito. Para ella, serán medallas...
Butiñá, en cambio, en los próximos días, tendrá que sentarse, una vez, más, en el banquillo de los acusados, ante el pleno, para analizar la recomendación del Comité de Ética, que pide por unanimidad la destitución como asambleísta, por exigir con amenazas el pago de diezmos a un excolaborador, a esos majaderos como los llama, por no cumplir a tiempo, sin chistar palabra, la entrega de parte de su sueldo, a cambio de permanecer en los puestos. Para ella, era simplemente la creación de un fondo económico con instrucciones precisas para la entrega del diezmo.
Su suerte no está echada, por cuanto se necesitan 101 votos (mayoría calificada) para que se vaya a su casa, sin diezmos y sin integridad.
"La integridad personal es el valor de vivir con honestidad, coherencia y firmeza según los principios éticos y morales propios, buscando ser la mejor versión de uno mismo. Implica la dignidad para cuidar el propio cuerpo y espíritu, así como para respetar y considerar a los demás, demostrando responsabilidad y lealtad en las acciones".
El Observador
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