CONSTRUCCIÓN DEL FALSO ENEMIGO
Carlos Castro Riera
Los gobiernos de turno para encubrir su incapacidad de resolver los problemas nacionales descargan su responsabilidad en sus antecesores, menos en sus propios actos u omisiones, buscan una causa externa, algún factor culpable, cualquier pretexto, o acusan a la Constitución, las leyes y hasta al clima, o cualquier cosa. Mejor dicho, la “culpa es de la vaca”. En el Ecuador esta cantaleta se repite desde que se fundó en 1830.
Esta maniobra política de buscar la culpa y responsabilidad en otros, “mirar la paja en el ojo ajeno” y legitimar las acciones antiéticas del poder es antigua, pero ahora se ha refinado, a la par que se ha perfeccionado el cinismo, la hipocresía, el descaro, las actitudes camaleónicas, las mentiras del poder y la distorsión deliberada de una realidad, llamada ampulosamente “posverdad”. Maquiavelo quedó como un niño.
En el siglo XIX, Carl von Clausewitz planteó que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, luego, en el s. XX, Michel Foucault, la modificó a “la política es la continuación de la guerra por otros medios”; y, Carl Schmitt, redujo las relaciones políticas a la fórmula “amigo-enemigo”, de manera que, quien no es mi amigo, es mi enemigo, y, el enemigo de mi enemigo es mi amigo, pero también pueden darse transiciones: el que ayer fue mi enemigo, ahora es mi amigo, y viceversa, quien hoy es mi amigo, mañana es mi enemigo.
Ahora, en la época de los grandes medios y redes de comunicación, se ha potenciado la técnica de construir un “falso enemigo”, es decir crear y promover un antagonista, opositor, o falso contradictor, falsa contradicción o polarización, para dividir a la sociedad, fomentar la ira, el miedo y desviar la atención de problemas reales. La construcción del “falso enemigo”, implica señalar, etiquetar, atribuir a una persona, líder, dirigente, grupo, organización o colectivo, como culpable y responsable de los problemas, generalizando y creando prejuicios; y, paralelamente se crea una visión dualista entre “yo y los demás”, “ellos y nosotros”, los “buenos y los malos”, se utiliza la auto victimización, hasta llegar, inclusive, a justificar la eliminación del “enemigo”; y, en forma análoga para dañar a otros, se crea un “aliado” o “amigo falso”, se le alaba, adula y se le colma de zalamerías.
En el caso del país, en la reciente coyuntura política, se construyeron también “falsos enemigos”, para cuyo efecto se crearon percepciones, imaginarios populares y narrativas, como: 1) Los fiscales y jueces que no hacen lo que dice el gobierno, son amigos de los delincuentes; 2) Quienes no están con el gobierno, están con el correismo; 3) Quienes no apoyan la minería “legal” (incluso en fuentes de agua y páramos), apoyan la minería “ilegal”: 4) Quienes defienden el agua y territorios indígenas son delincuentes y terroristas; 5) Quienes se oponen a la elevación del precio de los combustibles están a favor del contrabando; 6) Quienes defienden los derechos humanos, favorecen a los delincuentes; 7) Quienes realizan el paro de los indígenas son contrabandistas mineros ilegales y narcotraficantes.
Dentro de estas construcciones maquiavélicas, le tocó también el turno a la Corte Constitucional, atribuyéndole ser “pro delincuente”, exhibiéndose pancartas con los rostros de los jueces, como los delincuentes “más buscados” con la leyenda “Estos son os jueces que nos están robando la paz”, todo como reacción al control constitucional de leyes inconstitucionales.
Ahora le tocó el turno a la Constitución de Montecristi, acusada de ser la “culpable de todos los males”: la crisis fiscal y económica, la falta de inversiones, desempleo, migración, delincuencia, terrorismo, narcotráfico, inseguridad jurídica, crisis carcelaria, corrupción en la justicia, sector eléctrico, minero, petrolero y en el sistema de salud; existencia de minería ilegal, contrabando del oro, desnutrición infantil, deserción escolar, migración y más problemas.
Paralelamente, el “ejército de trolls” (encargados de publicar mensajes provocativos, ofensivos o engañosos), y otros que tampoco han leído la Constitución, la atacan como “Constitución correista, chavista y pro delincuente”, la descalifican por ser una Constitución plena de derechos y garantías, (” Constitución Garantista”); y, a la vez, siembran falsas ilusiones y esperanzas de que la nueva Constituyente, será el remedio para todos los males.
Así se crean los falsos enemigos, se confunde y se engaña al país, se ocultan los verdaderos problemas, explotan la ignorancia y se asalta la conciencia ciudadana.
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