A la dirección de El Observador, llegó este saludo-mensaje por el día (olvidado) del servidor judicial. Olvidado por quienes ostentan los altos cargos burocráticos, los que están llamados a enaltecer y reconocer su trabajo diario, no con condecoraciones sino con un mensaje alentador, en estricta JUSTICIA.
EL DIA DE UN SERVIDOR
Hoy dicen las fechas de la historia, que se conmemora “el día de ese servidor”; de aquel que se despierta en cada mañana para silenciosamente encerrarse en una bodega humana, con el propósito de cumplir un rol estereotipado por toda sociedad en donde existe un orden jurídico.
Es que se busca el desprestigio de este “servidor”, pues de aquella forma su ausencia cuando así lo sea determinado, no causará conmoción, pues su clase, a la que pertenece, ha sido mancillada.
Este servidor padre, hijo, hermano; aquel servidor honesto y honrado, que dignifica sus días con esfuerzo, que trabaja incluso fuera de las jornadas laborales, que espera que sus hijos duerman para empezar a trabajar, o que amanece más temprano para ganarle el tiempo al día, es aquel que masivamente está en cada uno de esos espacios invisibles, y cumpliendo cada uno de los roles a él encomendado.
Hoy, el desprestigio ha llegado al punto, que ni siquiera existe un momento institucional, ni una representación edificadora del esfuerzo constante, que dé cuenta y reconozca, no con galardones, ni con condecoraciones, menos aun con asueto, sino con el gesto noble de saberse propios de una sociedad, y sentirse útiles para que el orden público, encuentre una paz anhelada, que no se lograría sin las ejecutorias de seres humanos tan dignos como honestos, a quienes va mi saludo y mi abrazo.
FELIZ DÍA DEL SERVIDOR JUDICIAL
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