viernes, 23 de mayo de 2025

 LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE

Por Jaime Cedillo F.
"Nunca abuses del poder humillando a tus semejantes, porque el poder termina y el recuerdo perdura".
Mañana, 24 de mayo de 2025, Ecuador vivirá un día especial, con dos acontecimientos sobresalientes cívicos-democráticos, que concitará la atención de la opinión pública nacional e internacional.
El uno tiene que ver con la celebración de un nuevo aniversario de la batalla de Pichincha, 24 de mayo de 1822, que marcó la independencia del dominio español. La victoria de los patriotas selló la liberación de la región e inicio de la vida republicana. Sin duda, esta es la fecha histórica más importante para el país, donde el pueblo celebra con civismo, con una serie de eventos llenos de respeto y amor por la patria sagrada.
El otro, tiene que ver con la ceremonia de investidura del presidente de la República, Daniel Noboa Azin, para un período de cuatro años (2025-2029), en el pleno de la Asamblea Nacional, con la presencia de mandatarios y delegaciones de más de 100 países, conforme anunció la cancillería de la república.
De acuerdo al protocolo, será el presidente del Poder Legislativo, Niels Olsen, el encargado de tomar juramente e imponer la banda presidencial al joven gobernante de 37 años, el segundo presidente más joven de la vida repúblicana, el primero fue Juan José Flores, con 29 años, elegido tras la disolución de la Gran Colombia.
Recordemos que cuando Noboa ganó, por primera vez, la presidencia, luego de la muerte cruzada decretada por el presidente Guillermo Lasso, y la disolución de la Asamblea, donde se pretendió enjuiciarlo políticamente, mediante un complot orquestado por correístas y socialcristianos, para tomarse el poder, repartirse el país, una vez más, y dejar en la impunidad una cadena interminable de delitos que se dieron cuando el hoy prófugo de la justicia, Rafael Correa Delgado, gobiernó el país más de una década con autoritarismo, creyéndose el dueño de todos los poderes, y persiguiendo y encarcelando a cuanto adversario, sea chico o grande, se le cruzaba por su camino, en sus delirios de dictadorzuelo; Noboa apenas tenía 35 años.
Noboa, a partir de mañana, empieza una nueva etapa, todos esperamos, al menos la mayoría, menos las mafias políticas, las trincas, que le vaya muy bien, que tome las decisiones con sabiduría, que gobierne para todos, que destierre para siempre la corrupción enquistada en las instituciones públicas, que acabe con las cloacas llamadas Consejo de Partipación Ciudadana, Consejo de la Judicatiura, Servicio de Contratación Pública; que designe para los cargos más importantes a los mejores, los más preparados, a gente honesta que vaya a servir y no a enriquecerse descaradamente.
Que no ceda un centímetro al crimen organizado, que ha convertido al país en un infierno, en la capital mundial de asesinatos, del narcotráfico; que no ceda a los chantajes de los "robolucionarios", que de a poco han ido perdiendo espacio y presencia, pretendiendo negociar votos por impunidad, votos por perdón y olvido; votos a cambio de que las sentencias se eliminen, para que salgan de las madrigueras los que hicieron de la patria un negocio lucrativo; votos por silencio y complicidad, nunca más.
Que limpie las alcaldías y prefecturas, llenas de avezados delincuentes de cuello blanco, que empuñan todo lo que pueden en nombre de la autonomía. Que vigile con lupa que los recursos destinados para obras vayan para eso y no para repartirse entre un grupo de ladronzuelos disfrazados de servidores públicos.
El pueblo está cansado de tanto atraco de los fondos públicos, del pago de impuestos onerosos con cualquier pretexto, de que le metan la mano y le roben con saña y alevosía, lo que han obtenido con trabajo y sacrificio.
Como prensa libre e independiente, estaremos vigilantes de lo que usted, señor presidente, haga o deje de hacer, no traicione a sus mandantes. He dicho.
El Observador
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