LOS "PERROS" LADRAN CUANDO LES CONVIENE
Por Jaime Cedillo F.
El muy sabido pretende desviar la atención de las graves acusaciones que pesan sobre su desastrosa administración al frente de la alcaldía de la ciudad de Cuenca, haciéndose el defensor del agua. Su cinismo no tiene límites, pero Cuenca sabe perfectamente quién es el verdadero Judas, y este Judas tiene nombre y apellido: Cristian Zamora Matute, el generador de violencia verbal.
Con el paso de los días se va descubriendo todos los entretelones de esta telaraña que se forjó intramuros del palacio municipal, con el fin de entregar a la empresa canadiense terrenos sagrados en los páramos de Quimsacocha.
Toda una trama para favorecer los intereses económicos de los depredadores extranjeros, se forjaron documentos oficiales, se escondieron solicitudes y denuncias de los habitantes de las comunidades directamente afectadas, se distorsionaron los datos, en definitiva, hicieron maravillas desde las siniestras oficinas municipales, con la venia y la complicidad del que hoy pretende rasgarse las vestiduras, fingiendo ser defensor de la naturaleza, del agua y la vida. Por los pasillos de la casa municipal, se escucha el zumbido de las moscas y los pasos del alacrán...
Esta es una lucha entre el bien y el mal, entre buenos y malos, entre los que falsamente pregonan en costosas campañas publicitarias, (Amor por Cuenca), con dinero de los empobrecidos bolsillos de los ciudadanos; y las verdaderas organizaciones sociales, que piden respeto a las consultas populares, a las decisiones judiciales, a las miles de voces que gritan sin miedo: Cuenca ya decidió. Esta es la madre de todas las batallas, entre David, que es el pueblo organizado, y el fiero Goliat.
No permitamos que los judas, esos camaleones que se venden al mejor postor, los que ayer festejaban, con bombos y platillos, el inicio de la exploración a cargo de la canadiense Dundee Precious Metals, dedicada al trabajo más infame en contra de nuestro planeta, de la casa grande, como es la extracción de minerales de la Madre Naturaleza, dejando a cambio, contaminación, enfermedades y muerte.
Prohibido olvidar: cuando los judas llegaron a Quimsacocha, encabezados por el prófugo de la justicia, escondido en Bélgica, y su socio compinche, encarcelado, para amedrentar a los defensores del agua, a los vigilantes del páramo, que se hagan al lado, que no protesten, porque la explotación va porque va, y, los esbirros para no perder los puestos, las prebendas, con halagos aplaudían la hazaña, y ahora, quieren lavarse las manos sucias, en las aguas cristalinas de los riachuelos que nacen en Quimsacocha, y que luego de un largo recorrido sonoro, alimentan a nuestros amados ríos cuencanos, que nos calman la sed y nos llenan de elogios cuando dicen: qué suerte de ustedes cuencanos que pueden abrir la llave de agua y beberla sin ningún temor, pocos tenemos esa dicha, que ahora nos pretenden arrebatar los entontecidos, los falsos servidores, los que traman los saqueos a espaldas del pueblo que ya despertó, que ha dicho no pasarán los judas locales y nacionales.
Al final del día veremos quién sale por la puerta grande, y quién escapa por la ventana. Hasta tanto, que responda por la malversación de fondos en esos pactos direccionados que se armaron a la voz del carnaval para dilapidar los dineros del presupuesto municipal, entregando a manos llenas a su círculo de mimados.
La Contraloría hizo público un examen especial a los "famosos" contratos, no de todos, determinando irregularidades con sanciones administrativas para los que hicieron convenios bajo la figura de régimen especial, para evadir los controles, cuando lo correcto y legal, debían hacerse a través del régimen común, mediante la contratación de bienes y servicios, limitando la participación de otros proveedores y afectando los principios de oportunidad y concurrencia, previstos en la normativa del Sistema Nacional de Contratación Pública. Con esos acuerdos "chimbos" se festinaron UN MILLÓN NOVECIENTOS SETENTA Y CINCO MIL DÓLARES. Saquen ustedes, estimados lectores, sus propias conclusiones, de esta borrachera de corrupción.
El Observador
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