viernes, 17 de abril de 2015

IESS: la culpa es de Maquiavelo

Por José Hernández

El correísmo está en camino de volverse una escuela política: escuela maquiávelica en su peor acepción y cínica en el sentido más pleno. Es un correísmo descocado que asume todo esto públicamente con inocultable desparpajo.
La prueba está la “Ley Orgánica para la Justicia Laboral y Reconocimiento del Trabajo en el Hogar” que acaba de votar en la Asamblea. Una ley destinada, en principio, a suprimir la obligación constitucional de aportar 40% para el fondo de pensiones al IESS.
Hay que ver con qué desenfado el presidente Correa, Richard Espinoza, Patricio Rivera y los asambleístas sacaron conejos de la chistera. ¡Qué desenvoltura para borrar 1 700 millones de las deudas que debían pagar! ¿Y quizá también los 8000 millones que les ha prestado el IESS?
Es obvio que se quedaron sin plata. Pero el Presidente no lo reconoce y, en su afán de ocultar el déficit fiscal, jugó incluso a darse por zaherido. ¡Ya basta! –dijo– ¿acaso el IESS no es también del Estado? En claro: no hay que pagar lo que ya está en lo que él  considera un bolsillo común.
El gobierno con una habilidad desprovista de cualquier reato, se dedicó a confundir las pistas. Se inventó que los críticos lo acusan de no querer pagar el 40% de las pensiones. E invadió el frente mediático con la cordialidad que lo distingue: Insultó. Regañó. Pidió debates honestos. Se otorgó numerosos diplomas sobre su política con el IESS. Habló de su mala gestión sin decir que el correísmo lo ha gestionado durante ocho años. Acusó de desconocimiento y desinformación a expertos, periodistas y políticos críticos. Y se apresuró a decir que, de requerirse, cubriría lo que fuese necesario para que las pensiones sean pagadas integralmente. Como si no se hubiera dicho, hasta la saciedad, que las consecuencias de estas decisiones solo se verán en diez o quince años. No ahora.
En claro, el correísmo jugó el papel de virgen asustada y se lavó las manos con el futuro del fondo de pensiones. Su movida política es maquiavélicamente maestra y de un cinismo extremo por su falta de pudor. Es una carambola electoral de tres bandas, multiplicada por dos:
  1. Con esta Ley el correísmo desaparece, como si la economía aguantara la magia, una deuda voluminosa. La audacia es de tal magnitud que le ha valido calificativos inequívocos en las redes sociales: asalto, zarpazo… Con ella, el correísmo prueba que está dispuesto a cualquier artilugio con tal de no reconocer la inviabilidad de su modelo. La Ley alivia, aunque no resuelve, el enorme hueco fiscal en el presupuesto de 2015.
  1. El gobierno puede demostrar a los jubilados actuales (que votarán en 2017) que ellos no pagarán la factura. Es una ventaja que explota políticamente. El problema es para los que tienen 50 años y que pueden considerarlo, o no, dentro de dos años ante las urnas. Lo cierto es que el Presidente patea esa pelota para cuando su gobierno sea un recuerdo y él esté (posiblemente) en Bélgica.
  1. La Ley le abre espacio electoral en un sector que, desde ahora, será su nuevo territorio de pesca: las amas de casa. El miércoles 15 el Presidente puso este mensaje en su cuenta de twitter: “Por el “debate” sobre 40% de subsidio, se omite lo principal: 1’200.000 amas de casa, con apoyo Estado, podrán acceder a seguridad social”.
El jueves 16, Soledad Buendía habló, en Radio Democracia, de millón y medio de mujeres. Es decir –y para parafrasear un dicho francés– Alianza País empieza a tener los ojos más grandes que el estómago. Las cuentas están sobre la mesa: si le va mal con los 320 000 jubilados, hay cuatro veces más de amas de casa…
  1. Correa mata dos pájaros de un tiro: desconoce una deuda al IESS pero deslinda responsabilidades del problema que le crea si ese millón y medio de mujeres hacen efectiva su afiliación. ¿En alguna parte se cuantifica el monto que subsidiará el porcentaje de aportación de esos nuevos afiliados y que el Estado debe incluir en el presupuesto?
  1. En la Ley, hay guiños de ojo evidentes a electores populares que el aparato de propaganda ha venido cuidando. Las empleadas del servicio doméstico, por ejemplo. Para ellas, el período de prueba es de solo 15 días. No son las únicas: la legislación laboral se hace más favorable a los trabajadores y complica administrativamente, como es una constante en este gobierno, la labor de aquellos que crean empleo.
En todo caso, el Presidente encontrará en esta Ley argumentos para reiterar, en el campo electoral, que solo su gobierno ha hecho tantas cosas por los trabajadores…
  1. Al fin el Gobierno impone que el décimo tercer salario y el décimo cuarto sean pagados mensualmente. Los trabajadores pueden recibirlo de forma acumulada solo si lo requieren por escrito. Con esto, puede pensar en mantener o incrementar el consumo como dinamizador de la actividad económica. Una expectativa poco sostenible pero esperanzadora para el oficialismo en período de vacas flacas…
Conclusión: suprimir la deuda del 40%, consignado en papeles, recuerda que el correísmo dejó de considerar ético en política tener memoria y tener palabra. Y revela que en la campaña que lleva a cabo para quedarse en 2017, tiene una sola preocupación: sumar votos como sea. Ya no importa si se le notan las peores costuras.

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