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miércoles, 29 de octubre de 2025


#IC /El mundo mira con creciente preocupación el nuevo capítulo de las ideas “creativas” del presidente ecuatoriano Daniel Noboa: permitir la instalación de una base militar estadounidense en las Islas Galápagos, uno de los ecosistemas más frágiles y emblemáticos del planeta.
La televisión uruguaya dedicó un amplio segmento a advertir que esta propuesta no solo sería un peligro ambiental, sino también geopolítico. Porque claro, nada dice “protección ecológica” como una pista aérea llena de aviones de guerra en medio de un santuario natural.
Según el informe, Washington podría establecer una base permanente en la isla Baltra —sí, en pleno corazón del patrimonio natural de la humanidad—, tras una eventual consulta popular que, al parecer, busca legitimar la idea de entregar territorio a fuerzas extranjeras. Todo, por supuesto, “en nombre de la cooperación internacional”.
Noboa, en una entrevista con CNN, confirmó que su gobierno evalúa esa posibilidad, lo que desató una ola de críticas tanto dentro como fuera del país. Analistas advierten que Ecuador podría pasar de ser un símbolo de paz y conservación a convertirse en una pieza más del tablero militar entre Estados Unidos, China y Rusia.
Científicos y ambientalistas no se quedaron callados: aseguran que una base de este tipo sería una catástrofe ambiental, alterando el equilibrio ecológico de las islas, donde habitan más de 2.900 especies únicas en el mundo. Barcos, aviones, combustibles y personal militar romperían la tranquilidad del archipiélago, transformando el paraíso natural en un puerto estratégico más del Pentágono.
Mientras tanto, el discurso oficial insiste en que “no hay de qué preocuparse”. Porque, al parecer, cuando se trata de las Galápagos, la nueva estrategia de conservación consiste en proteger las tortugas gigantes… bajo vigilancia satelital.

 

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