Por Marco Robles López
La fruta todavía está verde…
Sin que se haya descartado del todo la posibilidad de una nueva intervención del imperialismo estadounidense, esta vez en la República Bolivariana de Venezuela, considerando que la arrogancia con relación a sus vecinos, siempre ha sido consustancial a Washington, más el afán de dominio y la insaciable codicia que atrapan y dictan la política internacional del Estado norteamericano de parte de sus organismos e instituciones fundamentales, como son el complejo militar-industrial, las gigantescas compañías petroleras, los poderosísimos consorcios bancarios; en fin de cuentas, sus oligarquías, ¡que constituyen las estructuras económico-financieras, militares y políticas que son realmente quienes monitorean e inclusive manejan el poder de ese Estado!; decimos que, sin descartar esa posibilidad, no será tan fácil reeditar los actos de bandolerismo internacional, como en otras ocasiones, por cuanto la situación a nivel mundial ha cambiado notablemente y, en el caso particular de Venezuela, no es la misma de años anteriores, ni su situación es similar a la de Siria o Ucrania, países en donde Estados Unidos sí ha “cosechado” algunas ventajas por sus desvergonzadas intervenciones y por su viejo papel de gendarme internacional.
¿Por qué la diferencia entre lo que sucede con relación a Venezuela y lo que pasa con Siria y Ucrania? Porque Venezuela no se encuentra desamparada: la gran mayoría de su mismo pueblo rechaza indignado los intentos intervencionistas; la comunidad de países y estados latinoamericanos y caribeños, en su gran mayoría, también rechaza esos afanes injerencistas del imperialismo, considerando que los pueblos de Latinoamérica y el Caribe, a lo largo de más de un siglo, han sido víctimas de agresiones militares, invasiones, golpes de Estado organizados por la CIA, etc.; los bloques de UNASUR, ALBA, CELAC, han expresado su rechazo y contrariedad a esos pérfidos planes del “Nobel de la Paz”, e inclusive la OEA, tradicionalmente obediente a las decisiones de Washington –recordemos solamente cómo avaló la expulsión de Cuba de su seno, cómo guardó silencio ante el golpe sangriento que orquestó la CIA contra Allende, cómo toleró la dictadura de los militares en Argentina que asesinaron y desaparecieron a ¡30.000 argentinos!, cómo no condenó la invasión a Panamá, a Granada, cómo no reprochó la alineación de EE. UU con el viejo imperio de Gran Bretaña en la guerra de Las Malvinas, cómo guarda “prudente” silencio por ese horroroso crimen en Ayotzinapa, México!, etc.-; decimos que inclusive ese vejestorio de la OEA, ¡Made in USA, no lo olvidemos!, no aprueba la intromisión de los gendarmes del imperialismo en los asuntos del país latinoamericano, aunque su flamante Secretario General, el ex canciller uruguayo Luis Almagro, ante la pregunta y sospecha que le plantea el periodista Sergio Gómez Maseri, corresponsal de El Tiempo de Bogotá, en el sentido de que Cuba insiste en mantenerse alejada de la OEA, lo que obedecería a que, caso contrario, ¡“tendría que regirse por sus estándares democráticos”!(parece que ha sido bien “domesticado” en la interpretación “correcta” de estos asuntos el señor periodista); digo que ante dicha pregunta, Don Luis Almagro, que también parece bien entrenado en estas cuestiones, lo más que se atreve a decir es que “...Creo que acercar a Cuba a la OEA sería bueno para todos los países miembros…”. Y cuando al final el periodista le pregunta por su opinión sobre las sanciones de Estados Unidos a Venezuela, con un desparpajo insólito responde: ¡“Son parte de una decisión soberana, sin duda”! (Cf. El Comercio”, 22-03-2015, p. 10).
Ahora sí ya sabemos que los actos “inefables” de la diplomacia súper moderna del “dueño del traspatio”, ¡son parte de una decisión soberana! ¿Y quién impone sanciones al imperialismo por sus abusos y crímenes? Nadie, absolutamente nadie, porque no existe organismo internacional, por respetado y poderoso que sea, que se encuentre respaldado por esa “decisión soberana”, como para imponer sanciones al dueño del mundo. Por eso G. W. Bush anda libre y con la conciencia tranquila y por eso mismo B. Obama amenaza a Venezuela, embriagado por el “aroma” de las gigantescas reservas de combustibles fósiles que tiene esta nación latinoamericana, la verdadera causa del problema.
En su orden, en los casos de Siria y Ucrania la cuestión es muy diferente, por cuanto el imperialismo ha intervenido agresivamente, tanto en el plano político, como militar, contando con el servil respaldo de las potencias capitalistas de la OTAN, especialmente armando a terroristas islámicos contra el gobierno legalmente constituido, en el caso sirio, mientras el Estado sionista, dirigido por Benjamín Netanyahu, el continuador de la política violenta de Ariel Sharon contra el martirizado pueblo palestino -¡sólo le ha faltado ordenar que la aviación arroje fósforo blanco sobre Gaza!, como ya hicieron antaño-, e incluso “heredero” político de ese feroz “arquitecto del terror”, como sus adversarios motejaron a su connacional Lázar Moiseyevich Kaganovich (junto con Labrenti Beria, Kaganovich fue el más cruel represor de los pueblos ucraniano, kasajo, ruso, tártaro y judío, ¡no obstante que Kaganovich, el que decía que Iosif Dzhugashvili-Stalin era su dios, también fue judío!), ¡asistía médicamente a los terroristas del Estado Islámico!; todo esto para tratar de liquidar al legítimo gobierno de esa nación.
A su vez en el caso ucraniano, se hacía evidente la ayuda a mercenarios de la extrema derecha, incluyendo neonazis. Por lo demás, después del golpe de Estado que alentaron y promovieron los norteamericanos, para expulsar a Yanukóvich del gobierno, la situación se facilitó enormemente, por cuanto llegó al poder un político sin mayores escrúpulos, Piotr Poroshenko, que había tenido anteriormente nexos con la CÍA, la agencia conocida por sus crímenes políticos, golpes de Estado, sabotajes, labores diversionistas, etc. Por estas razones insoslayables, a Ucrania llegaron, desde EE UU, como auténticos conquistadores, ¡los representantes de empresas multinacionales!, para hacer suculentos negocios y obtener ventajas que no lograrían jamás con un Estado soberano y digno. Se trata de la Exxon Mobil Oil, la Coca Cola(que produce la gaseosa de este nombre, supuestamente dotada de buenas propiedades para mitigar la sed, pero que, según algunos expertos, se trata de una inmejorable destapadora de cañerías…), y la compañía Raytheon.
¿Quiénes realmente mandan en USA?
No necesariamente el presidente de turno. Por ej., sobre la poderosísima Exxon Mobil Oil, ya conocemos que se encuentra dedicada al fabuloso negocio del petróleo, de la Coca Cola también sabemos que es una gigante de las bebidas gaseosas y del agua envasada (solamente el año anterior, por concepto de ventas, percibió ¡$47 mil millones!), que en cuanto a poder económico-financiero le pisa los talones a su cuasi gemela, la fantástica Pepsi-Cola. Pero, ¿qué significa Raytheon? No entraña ninguna inocente significación teológica, por la terminación sintagmática nominal “theón”, como puede suponer el estimado lector, sino algo realmente temible: se trata de una de las compañías norteamericanas que forman parte del complejo militar-industrial, ¡interesadas en que las guerras regionales y locales, e incluso las mundiales, no se acaben nunca, por las fabulosas ganancias que obtienen cuando surgen esos conflictos bélicos!
En efecto, según el estudio de Blomberg Governement (FRANÇAIS DEUTSCH, Red Voltaire, 28 abril 2014), las compañías que obtuvieron contratos con el gobierno de Estados Unidos a partir del 2013, lograron negocios fabulosos. Las 10 con mayores contratos con el Estado Federal son:
Lockeed Martin, con 43 300 millones de dólares, obtiene los beneficios del proyecto de avión de combate F-35; Boeing, con 21 600 millones de dólares, merced a los helicópteros Apache; General Dynamics, con 14 000 millones de dólares por construcción de los submarinos Virginia; Raytheon, con 13 700 millones de dólares, primordialmente por la elaboración de las denominadas “municiones inteligentes”; Northrop Grumman, con 10 800 millones de dólares, por su condición de proveedores de la US Air Force, y así por el estilo.
En otro revelador documento, de 13/02/2015 (“Los ‘señores de la guerra’ de EE. UU determinan la política exterior del país”), durante las elecciones de 2010, Boeing, Lockheed Martin y Raytheon donaron aproximadamente ¡tres millones de dólares a cada uno de los candidatos que han estado a cargo de la política exterior de su país!
En el documentado libro del autor colombiano Germán Castro Caycedo, “Nuestra Guerra Ajena” (Ed. Planeta, 2014, p.224), que deben leer no solamente los colombianos sino también nosotros, los ecuatorianos, se da cuenta que el llamado SIVA (Sistema de Vigilancia de la Amazonía), pensado y creado por Brasil para monitorear una región de 5 millones de km2 (70% del territorio nacional, una ¡tercera parte de la biodiversidad del planeta!), entró en vigencia hace 13 años. Lo altamente preocupante del asunto radica en que la licitación para la creación de dicho SIVA, ¡fue ganada por el conocido grupo Raytheon!, de EE UU. Coincidencialmente, en mi último libro, “EN LAS TEMPESTADES DE LA HISTORIA” (2014, Imprenta “Rocafuerte”, Cuenca-2014, p. 319), también me permito citar los datos de un importante documento, prácticamente ignorado por los imperios mediáticos y que ya reproduje parcialmente en esta misma sección, en el Nº anterior de esta revista:
“El esfuerzo para mejorar el clima de los inversionistas extranjeros en la frontera con Rusia es llevado por la Fundación U. S. –Ucraine-, una organizaciónno gubernamental, patrocinada en parte por Exxon Mobil, Coca-Cola y Raytheon”. (Solamente advertimos que el presidente de este consorcio gigantesco y variado, es nada menos que el hijo del vicepresidente de EE UU, ¡Hunter Biden!). Entonces, ¿quién manda en EE UU? Ya sabe el lector que no es el presidente.
Pero continuamos:
“En el mes de abril (del año 2014. M. R. L.), el vicepresidente de EE UU, Joe Biden, padre de Hunter, viajó a Ucrania para apoyar al nuevo gobierno de fascistas y ultranacionalistas. Más allá de las consignas retóricas acerca de la democracia y la libertad, la visita de Biden tuvo por objeto asegurar un ambiente apropiado para la inversión en Ucrania” (Fuente: htp://verdadahora.cl/).
Aprecie el lector, al servicio de qué personajes y empresas se encuentra el gobierno de Barack Obama, y en general todos los gobiernos que llegan a la Casa Blanca, sean demócratas o republicanos: de los gigantescos monopolios que controlan la producción, transporte y venta del petróleo (Exxon Mobil); de las enormes empresas que monopolizan la producción y venta de bebidas gaseosas y agua potable envasada (Coca-Cola); de compañías que forman parte del complejo militar-industrial y que venden armas al gobierno imperialista y a sus socios (Raytheon). De esta situación se deduce otra explicación: a EE.UU le interesa en sumo grado mantener las tensiones y avivar el fuego de las guerras más insensatas, porque eso brinda ganancias multimillonarias a los monopolios.
Cabe advertir que asimismo la poderosa compañía norteamericana Monsanto, experta y monopolista, entre otras cosas, de la producción de semillas y alimentos transgénicos y de la producción del peligroso pesticida glifosato, con el que contaminó vastas zonas tanto de Colombia, como de nuestra patria, ¡ya se encuentra en Ucrania y ha comprado enormes extensiones de tierras feraces a precios irrisorios!, por manera que la “neo conquista y colonización” de esa ex república soviética, que tiene un presidente títere que cumple obedientemente todas las recomendaciones del imperialismo, es prácticamente una amarga realidad. Recordemos que Monsanto obtuvo grandes privilegios cuando se firmó el TLC del Norte (EE UU, Canadá y México), especialmente con los negocios del agro: acaparó el comercio de maíz transgénico, provocando graves problemas de subsistencia a los campesinos mexicanos, amén de la desocupación; en Colombia fue igual, aunque con una particularidad: primero llevaron los cañones, aviones, misiles y mercenarios, y luego el glifosato…
Una mortal tenaza.
Entonces, he ahí cómo los connotados políticos de los dos partidos tradicionales, Republicano y Demócrata (y el más extremista, el Tea Party, en estos últimos tiempos), sirven a los “adalides de las guerras” y a los más poderosos monopolios. La compleja estructura del Estado imperialista se completa con el stablishment, que no es otra cosa que el grupo de influyentes políticos y burócratas incrustados en los engranajes fundamentales del Estado norteamericano, y representan los intereses económico-políticos de los grupos dominantes –multimillonarios dueños de gigantescos negocios- de la sociedad norteamericana, y se sella con quienes forman parte de los lobby, esas camarillas, apenas conocidas por el gran público, y que actúan en las sombras, asimismo constituidas de influyentes individuos vinculados a las altas esferas de la política norteamericana, encargadas de conseguir millonarios contratos para las grandes empresas y monopolios o para ejercer presión a favor de determinados intereses políticos, no exclusivamente de EE UU. Particularmente los integrantes del lobby judío son sumamente influyentes en esas esferas políticas. Y toda esta poderosísima estructura del Estado imperialista, se encuentra “cubierta” mediáticamente por los “sacrosantos” medios de comunicación, que venden la imagen de ese Estado y su geopolítica, ¡como democrático y practicante de los derechos humanos! ¿Qué cruel sarcasmo!
Los Estados “democráticos” y sus amados mercenarios.
A propósito, una cita muy reveladora: -“Una de las múltiples ventajas de emplear mercenarios es que no hay que dar demasiadas explicaciones de lo que hacen. A pesar de que el 20 de octubre del 2001 la ONU prohibió <<el reclutamiento, utilización, financiación y adiestramiento de mercenarios >>, ni Estados Unidos, ni Gran Bretaña, ni Sudáfrica, ni tampoco Israel firmaron esta orden. No es casual que las grandes empresas de reclutamiento de estos ejércitos privados estén radicadas en aquellos países” Germán Castro C. Nuestra Guerra Ajena, (Ed. PLANETA, 2014, p. 86)-
Según el documentado trabajo de este autor colombiano, la “Nortrop Grumman California Microwave Systems”, ¡una de las 19 que han venido operando en la desdichada hermana nación de Colombia, desde el mismo inicio del tenebroso Plan Colombia (conforme cita este autor a la analista alemana Anna Kucia), en el 2004, gracias a sus contratos con el gobierno de los EE UU, dicha “Northrop” tuvo ganancias del orden de los ¡doce mil millones de dólares!, pero, en su conjunto, a nivel mundial, las compañías estadounidenses productoras de armas y vinculadas al complejo militar-industrial, ganaron aproximadamente ¡doscientos mil millones de dólares únicamente en el año 2006! (G. Castro C. Op. Cit., p. 82). Ya puede imaginar, el inteligente lector, cuánto estarán ganando, en estos tiempos, con los conflictos desatados y mantenidos por el imperialismo y sus obedientes socios de la OTAN, en Siria y en Ucrania, las compañías que proveen de mercenarios y las que fabrican armas, especialmente aquellas empresas que se encuentran directamente vinculadas al complejo militar-industrial de EE.UU, pero también las empresas que abastecen de combustibles a las máquinas de la muerte, que facilitan a los mercenarios transporte, alojamiento, alimentación, etc.
Silencio sobre la tragedia de México.
La vida política en nuestra Latinoamérica es increíblemente contradictoria: cuando se trata de los gobiernos “réprobos”, condenados por el imperialismo, los grupos oligárquicos y los viejos partidos nostálgicos de neoliberalismo, como en Venezuela, entonces los imperios mediáticos hacen más bulla que las cacatúas parlanchinas; en el caso venezolano, le endilgan todos los males al presidente Maduro, hablan de una corrupción e ineptitud colosales en su gobierno, casi le tratan de retrasado mental, como si fuera G. W. Bush, ese del genocidio en Irak, o anuncian la catástrofe en Argentina, como si en esa nación se vivieran los tiempos de Carlos Menem, ese irresponsable que prácticamente vendió el país a las empresas privadas, o profetizan que Brasil se hundirá en la corrupción y que hay que aplicarle el “impiachment” a la presidenta Dilma Roussef para sacarla del poder y para que retorne el paraíso del neoliberalismo. Pero si se trata de gobiernos “mimados” del imperialismo y de las oligarquías “criollas”, entonces la cosa cambia radicalmente: poco o nada se habla de los problemas, por muy graves que sean; los imperios mediáticos en estos casos revelan “juicio” y “moderación” increíbles, son muy circunspectos, dotados de infinita cordura, prudentes hasta lo sublime; por ej., en el México de Enrique Peña, de las mafias armadas hasta los dientes, de una violencia monstruosa que ha matado a miles y miles de mexicanos, el asunto se torna banal, insustancial: apenas aparece alguna noticia, parcamente expresada en los grandes rotativos, o con algún comentario hábilmente interpretado, en las cadenas televisivas. La CNN y la venerable anciana SIP, hacen mutis por el foro. El asunto en estos casos es no alborotar el cotarro, para que la gente se olvide de sus desdichas, para que los parientes se olviden de las muertes y desapariciones de sus seres queridos, porque la vida continúa, como con tanto cinismo y estulticia se expresó el ex presidente de esa desdichada nación, Vicente Fox, un reaccionario altanero, partidario del neoliberalismo a ultranza, de ese modelo implacable que aplicaron los Chicago Boys en el Chile de Pinochet y en la Rusia de Boris Yeltsin.
La verdad es que México vive una de sus horas más desgraciadas y trágicas, con un presidente, entregado a los grupos dominantes, insensible ante los sufrimientos de su pueblo, agobiado por el poder intocable de las mafias que impunemente secuestran y matan. El neoliberalismo ha triunfado de manera definitiva. Las oligarquías se han prosternado ante el imperialismo. Se trata de un país en donde existen en manos particulares ¡15 millones de armas de fuego!, 13 millones de las mismas obtenidas mediante el contrabando; en algunos estados de México cogobiernan los capos del narcotráfico con las autoridades civiles y la policía. A partir de la suscripción del TLC, con Canadá y EE UU, México perdió mucho de su soberanía, se privatizaron importantes empresas estatales, se encuentra endeudado hasta la coronilla y ya EE UU, su principal acreedor planea aplicar el método fracking en esa nación hermana para extraer combustible barato, a cambio de destruir el medio ambiente. Podría ser el principio del descalabro total. ¿Será esta la “democracia” a la que se refiere Mr. Larry Diamond?
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